Es cierto que me parece mentira verte así. Qué pasará cuando caiga en la cuenta de que, en algún momento va a ser demasiado tarde. Verte tan cándida me paraliza como a toda esa gente que disfruta su carnaval sin darse cuenta de que, en realidad, están rígidos; fisuras maltrechos, anestesiados de bienestar sin saber que el calor es para ellos y, qué pena, se les va. Yo estoy inmóvil y el goce que me embriaga me distrae de la fatalidad de perderme cada minuto de vos y me va subsumiendo en el otro destino: ese del cual me doy cuenta cuando me doy un palmazo en la frente y me grito que ya no estás acá y que no fui suficiente cuando tuve el color y la irreverencia de robarte un rato más para mostrarte mis tonos. Pero ahora, en cambio, estoy viviendo de un mambo narcótico, un ritmo que me aleja de vos minuto a minuto, cuadra por cuadra, y lo estúpido es que no quiero otra cosa; pero, a la vez, no; no quiero despertarme y saber, a destiempo, que nuestra intimidad me está alejando cada vez más de vos. Quiero caer, quiero caer en la cuenta y salir a buscarte por donde sea, quiero encontrarte en cualquier esquina y enlazarte. Quiero mentir un carisma y, aunque sea, dejarte un resabio del brillo de mi inmadurez cuando coincidimos en un mismo lugar. Quiero hacerte reir, quiero que pienses que lo que estamos viviendo es irreal, absurdo. Alucino con darme vuelta con vos, con arruinarme por completo y advertir que lo único que me sigue uniendo a la realidad sea el contacto de mi cabeza con tu regazo y que la única señal de vida mundana que te susurre la mañana de domingo sea ese perdido que descansa entre tus piernas. Quiero que pienses que soy un pelotudo, que estoy loco, pero que no encuentres razón para irte y prometiéndome una cerveza algún día para sacarme de encima; que te preguntes por qué no podes volver a tu casa y dormir, dejarme tirado, que soy grande y me sé cuidar. Sueño con que nos demos cuenta al unísono de que el Bajo de madrugada no sería tan pero tan reconfortante, que el cansancio y la resaca no serían tan sobrellevables si no escucháramos al lumpen de la vida, al lado de cada uno, hablando idioteces en un estado lamentable. Quiero que lleguemos al punto de no poder asociar el escape de la realidad sonrisa de telgopor con otras cosas que no sean tus ganas de seguir caminando, mi parlamento de ebrio gratuito, tu mirada perdida pero tan totalitaria con mi alma, mi chispa que no se resigna a apagarse en la noche. Quiero que pasemos horas en un escalón sin siquiera sospechar del acecho de un aburrimiento que tantas vidas se carga tan cerca nuestro, tantos misiles retumbando tan cerca nuestro y nosotros como si nada. Quiero hacerme el poeta cursi e improvisarte una murga despechada que rezongue:
Ay, que tiempo renegado!
Que a este tonto hace a un lado
Sin dejarle la ocasión!
Ay, que puedan, emociones!
darle un puño a sus temblores
y embarrarse en tu canción!
Y, cuando imagino tus risotadas, la chispa loca me da hipo y me quedo fantaseando con esperar que cedas, tan solo un milímetro, para que mi carretel gire y gire y que mi paroxismo no te deje dejar de verme y escucharme y algo, que cuando sepas qué es ya sea demasiado tarde para volver atrás, te haga pensar que algo tengo para estar ahí y que el magnetismo te drogue y que ya no quieras otra cosa que esperar mi última rima borrosa.
3 comentarios:
caracatum caracatum caracatum caratà...
caracatum caracatum caracatum
caratà...
Aaaay, que tiempo renegado!
Que a este tonto hace a un lado
Sin dejarle la ocasión!
Aaaay, que puedan, emociones!
darle un puño a sus temblores
y embarrarse en tu canción!
Uyyy...que grosso!! yo te lo afano y me hago una candonga rioplatense me hago. que la cante vicentico y la gorda como invitado (sobre todo para el videoclip)
jotace
Aajajajajjajajjajajaaajajaajja (risa nerviosa) ajajajajajajaj
jajaajajajajaaja (risita nerviosa)
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